Monterrey, N.L.— La mañana del domingo 16 de junio de 2024 quedará grabada en la memoria de miles de personas que se congregaron con la esperanza de un reencuentro largamente esperado. El doctor José Benjamín Pérez apareció de manera sorpresiva en el púlpito principal del Auditorio “Moisés”, levantando las manos y provocando una oleada de emoción que estremeció cada rincón del lugar.
El reverendo Miguel Bermúdez Marín, visiblemente sorprendido y emocionado, fue uno de los primeros en recibir el cálido saludo, seguido de un fraternal gesto: el Dr. Pérez descendió para unirse a su familia, que aguardaba junto al cuartito de madera, antes de caminar juntos hacia el púlpito inferior, donde el encuentro con el hermano Miguel se selló con un abrazo lleno de afecto.
Se trató de un hecho extraordinario: tras varios años sin salir de Puerto Rico, la llegada del Dr. Pérez Matos a tierras mexicanas parecía apenas una posibilidad remota. Sin embargo, la comunidad de Monterrey se había preparado con fervor, como quien dispone su casa para recibir a un huésped muy especial, sostenidos más por la fe que por la certeza de su venida.
El ambiente se gestó días antes. El hermano Miguel regresó de una gira por Suramérica a petición del propio Dr. Pérez, lo que alimentó los rumores de una aparición especial. Esa chispa de esperanza llevó a que creyentes de diferentes estados y países emprendieran viaje hacia el norte de México.
El viernes 14 de junio, las filas comenzaron a formarse desde el mediodía, aunque la esperada figura no se presentó entonces. Lejos de apagarse, la expectativa se transformó en un compromiso más profundo: al amanecer del domingo, desde las tres de la madrugada, multitudes ya aguardaban el ingreso al recinto. Y esta vez, la fe colectiva fue recompensada con un momento que desbordó lágrimas, abrazos y la certeza de haber sido testigos de un instante histórico.